Maria Branyas Morera, española nacida en Estados Unidos y considerada la persona más longeva del mundo, ha muerto, según su familia. Tenía 117 años.
Morera murió el 19 de agosto en Olot, España, según un empleado de la residencia de ancianos donde vivía, la Residencia Santa María del Tura. Su familia escribió en una publicación en su cuenta de X que había muerto en paz, mientras dormía.
“Hace unos días nos dijo: ‘Un día me iré de aquí. No volveré a probar café, ni a comer yogur, ni a mimar a mi perra’”, escribió su familia en catalán en la publicación. “‘Dejaré también mis recuerdos, mis reflexiones y dejaré de existir en este cuerpo. Un día que desconozco, pero está muy cerca, este largo viaje habrá terminado’”.
Nacida el 4 de marzo de 1907 en San Francisco, Morera creció en varias ciudades estadounidenses, entre ellas Nueva Orleans, donde su padre, periodista, fundó una revista en español que quebró, según varios artículos escritos sobre su vida. Enfrentada a una situación desesperada, la familia regresó a España cuando Morera era una niña. En el barco hacia España, su padre murió de tuberculosis.
Allí vivió el brutal régimen de Franco, cuando el país estaba asolado por la Guerra Civil, y sobrevivió a las dos guerras mundiales. Tenía recuerdos nítidos de la invasión del Día D en Normandía, según declaró al diario español La Vanguardia.
“No he hecho nada especial para llegar a esta edad”, dijo en una entrevista al diario español El País a principios de este año.
Pero Manel Esteller, catedrático de genética de la Universidad de Barcelona y uno de los investigadores que estudiarán las razones de la larga vida de Morera, no está de acuerdo. Además de su composición genética y su estilo de vida sin fumar y practicando ejercicio moderado, Esteller dijo que Morera era una superviviente de la guerra y sus dificultades, lo que cree que la ayudó a vivir más tiempo.
“Se cree que las personas que han sobrevivido dificultades tienen una ventaja”, dijo.
Morera se casó con un médico con el que vivió 40 años en Girona, España. La pareja tuvo tres hijos y Morera se quedó en casa para criarlos.
“Tenía una vida tranquila, sin estrés laboral”, dijo su hija Rosa a El País.
Más tarde, Morera disfrutó de más de una decena de nietos. Sobrevivió a un cuadro de covid, así como a la ansiedad general y al aislamiento de la pandemia, una hazaña que le resultó más fácil, dijo entonces, porque recordaba un mundo sin las comodidades modernas a las que la mayoría de la gente se había acostumbrado.
“Perdimos a una mujer entrañable, que nos ha enseñado el valor de la vida y la sabiduría de los años”, dijo Salvador Illa, el presidente del gobierno regional catalán, en una publicación en X.
Morera se convirtió en la persona viva de mayor edad en enero de 2023, tras la muerte de Lucile Randon, una monja francesa conocida como sor André. Según el Gerontology Research Group, que realiza un seguimiento de los supercentenarios del mundo, la siguiente persona viva de más edad después de Morera es la japonesa Tomiko Itooka, que tiene 116 años.
A Morera la sobreviven sus dos hijas, de 91 y 82 años, y muchos nietos.
Llegar a los 117 años tiene su precio. Morera sufría pérdida de audición y visión, y le costaba moverse libremente en los últimos años. Sin embargo, no tenía indicios de cáncer, cardiopatías u otras enfermedades mortales. Nacida antes de la aparición del teléfono, Morera se adaptó a la revolución digital y se dio a conocer en las redes sociales como “Super Àvia Catalana” o “Superabuela catalana”. Ahí publicaba pequeños consejos de vida, observaciones y chistes para miles de seguidores.
En su biografía en X, escribió: “Soy vieja, muy vieja, pero no idiota”.
Desde que se convirtió en la persona viva de más edad, tuvo que hacer frente a un torrente de interés mediático, poniendo trabas a los periodistas que hacían cola ante su residencia para entrevistarla. Al final, la atención fue excesiva y su familia dejó de recibir visitas.
Vía: Agencias. // Viral Noticias.